Páginas
▼
viernes, 3 de junio de 2016
Antonio Robles Cabrera,Pintor Almeriense.
Este año se celebra el centenario del nacimiento de Roblescabrera, uno de los creadores almerienses más singulares del siglo XX, ya que pertenece a los pioneros en la lucha contra la concepción histórica que dividía el arte y la artesanía, apostando por la producción artística como proyecto empresarial.
La Asociación cultural Tradición y Vanguardia, que lleva más de una década dedicada recuperar las figuras de creadores almerienses, su obra y sus aportaciones a nuestra ciudad, como hicieron con Guillermo Langle, con el proyecto de ideas museológico para el Museo Doña Pakita, y hacen con pintores como Carlos Pradal, recuerdan la singularidad y creatividad de Antonio Robles Cabrera, que siempre firmó Roblescabrera.
Desde Almeria Turistica nos sumamos a este homenaje en el centenario de su nacimiento y queremos colaborar un poco en el..aportando nuestro pequeño grano de arena..con un video y una breve pincelada de su obra.
Artista autodidacta sensible al contexto histórico social en el que vivió, supo plasmarlo realizando un arte de su tiempo que contribuyó a la renovación de la imagen de la ciudad de Almería dentro y fuera de la provincia. Muchas de sus obras forman ya parte del patrimonio inmaterial de Almería, al que ha contribuido con la creación de significativos símbolos de su iconografía popular, que marcaron una época y pertenecen a la memoria histórica y visual de varias generaciones.
Robles Cabrera, nació el 6 de Junio de 1916 en Almeria en el seno de una familia acomodada, hijo de Vicente Robles, constructor Almeriense, y de Isabel Cabrera, ama de casa, tuvo un hermano fruto del anterior matrimonio de su padre, y una hermana adoptiva.
Desde temprana edad, Roblescabrera –apelativo que adoptó y con el que se le conoce toda su obra- ya despuntaba como artista; a la edad de once años pintó unos frescos, religiosos, en las paredes y techos de la ermita de la localidad almeriense de Abla, pinturas que, aún hoy, se conservan.
Los grandes carteles de cine en la década de los setenta, aquellos paneles enormes en los que aparecían los rostros de las estrellas hollywoodienses, que hacían soñar, eran de su creación, otros como los de Feria, o Semana Santa, fueron también de sus autoría. Pero también hubo otras imágenes más complejas, las Carrozas de las Cabalgatas de Feria salieron de su taller, como los decorados de las orquestas en la Caseta Popular o las portadas de algunas de ellas. Junto a Jesús de Perceval, Juan Cristóbal y Martínez Puertas forma parte del reducido grupo de imagineros almerienses. Patrimonio al que contribuyó con su conjunto escultórico para el paso del Resucitado, un valiente manifiesto personal en el que expresó las claves para una renovación del género.
Su carácter bohemio y cosmopolita alimentó su espíritu viajero, llevándole a la búsqueda de lo pintoresco y exótico desde el protectorado de Marruecos a París. En su obra supo plasmar la conexión con su tierra natal a través de la luz y la cultura mediterránea, encontrando en La Chanca un escenario para expresar sus valores personales. En el terreno de las artes plásticas desarrolló una larga carrera como pintor en solitario integrándose en la década de los años setenta en el movimiento Indaliano, del que fue miembro fundador, con el que compartía claves estéticas y conceptuales.
Comenzó sus estudios de bachillerato en Almeria; acabados estos, y aun siendo su deseo dedicarse a la pintura, su padre decidió que tenía que estudiar una carrera haciéndolo con la de medicina, motivo por el que tuvo que desplazarse a Madrid. Allí conoció a pintores noveles como él, visitó museos y pinacotecas, asistió a reuniones y tertulias, y fue su estancia en la capital la que terminó por confirmarle el verdadero futuro que perseguía. Tras algún tiempo convenció a su padre y se matriculó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid. El inicio de la guerra civil le impidió seguir adelante y tuvo que regresar a Almería alistándose en el Ejercito Republicano; los estudios que realizó de medicina, le sirvieron para ejercer como teniente medico en un tren hospital que recorría las ciudades de Zaragoza y Teruel. Durante ese tiempo se ganó la simpatía de superiores y compañeros, pintando retratos de sus novias o esposas, de sus madres o amigas. Una vez terminada la contienda, su hermano Vicente, coronel de la Guardia civil, tiene que abogar en su nombre para que Roblescabrera no sea enjuiciado y tal vez encarcelado; no obstante, tiene que cumplir el servicio militar, demorando tres años más su incorporación a la vida civil. De nuevo en Madrid continúa con sus estudios a la vez que vive una vida plena de artista; asiduo visitante del Café Gijón donde se reúne para hablar de arte con críticos, y pintores de esa generación, como Molina, Francisco Alcaraz, Luis Ocaña, Luis Cañadas y otros, aunque nunca deja de visitar Almeria cada vez que tiene una oportunidad.
En uno de esos viajes conoce a Carmen, la que sería su esposa, musa y compañera; de esa unión nace en 1947 su primera hija, Carmen, trasladándose con ellas a vivir a Madrid, y tres años más tarde nace su segunda hija, Isabel; no tuvo más descendencia, pero, su sobrino Santiago, fue para él el hijo que nunca tuvo. El artista vive en la capital de España una vida totalmente dedicada a la pintura; realiza numerosas exposiciones y un gran número de retratos, pinturas estas, que, desgraciadamente y por ignorar el nombre de a quienes fueron hechos, no se ha podido averiguar su paradero, sabiendo, eso sí, por su esposa, que fueron numerosos los retratos hechos a familias de la sociedad renombrada de Madrid, en aquella época. En 1954 inicia con su familia una gira por Melilla, Ceuta, Tetuán, Tánger y Casa Blanca, recogiendo en sus lienzos los zocos, las costumbres, usos, y sobre todo, la pobreza de esos lugares, para más tarde hacer exposiciones en cada una de esas ciudades. La mayoría de sus obras tienen en sus composiciones una o varias figuras, esto era una constante en cada cuadro de Roblescabrera; maternidades, niños, pescadores, necesitados...
Fue un gran retratista, no sólo por la semejanza de su obra con el original sino por la calidad que dejaba con su espátula en cada trazo que imprimía. La escultura fue otra de sus artes, y al igual que en la pintura, la figura era su más leal representación; realizó una gran variedad de bustos así como reproducciones. Activo hasta el final de su vida, realizó un gran número de exposiciones individuales en toda España, principalmente en Madrid, Barcelona, Almería y Canarias.
Su especialidad fue el retrato artístico, género en el que demostró desde sus inicios una particular sensibilidad, reconocida por crítica y público. Protagonizados por su ámbito familiar, contó con gran número de encargos de amigos, políticos y personajes populares. Tradición y Vanguardia quiere durante este año recordar a este artista y valorar su obra, así como divulgarla y darla a conocer, recordar aquellas imágenes y mostrarlas a las nuevas generaciones. Un artista tan complejo y creativo, tan polivalente, lo merece. En Almería hay una serie de obras de este autor, algunas muy conocidas como es el caso del Retrato de Manolete, expuesto en el Bar El Quinto Toro en la capital, así como un autorretrato del propio autor hecho a acuarela, así como un cartel de la Feria de Almería del año 1955 e incluso un retrato de Bartolomé Marín, cuando el sacerdote era my joven. Un artista poco conocido pero de un gran valor.