Berja, de posible fundación ibérica o fenicia, es,sin duda, la Vergis de la Bética romana. Muchos son los testimonios de la dominación romana conservados en Berja , sobresaliendo las ruinas de Villa-Vieja; restos de una anfiteatro y de un acueducto; y pavimentos de mosaicos de igual factura que los encontramos en las ciudades de Pompeya y Herculano.
Con la llegada de San Tesifón (siglo I) comienza la época paleocristiana de Berja. De entonces nos han llegado monedas, cruces y, sobre todo, un soberbio sarcófago encontrado en la barriada de Alcaudique, único en su género, que fue cedido al Museo Arqueológico Nacional, donde aún se puede admirar, existiendo una reproducción del mismo en el Museo de Almería.
Desde el paraje de Villa-Vieja, los antiguos pobladores se fueron extendiendo por la vega, después que un terremoto destruyese la antigua ciudad en el siglo V. Uno de estos núcleos de población, el deBerja, fue el que prevaleció y vino a dar nombre definitivo a la Villa de Berja.
Tras ser conquistada Berja por los árabes, éstos construyeron una Alcazaba aprovechando el antiguo recinto amurallado de los romanos, y se convirtió en la <
La llegada de los nuevos pobladores cristianos y el roce con los moriscos crearon una dificil situación, al no cumplirse las Capitulaciones pactadas, culminando con la rebelión de los moriscos en las Navidades de 1.568, y costando a la ciudad abundantes pérdidas de vidas humanas. Una vez sofocada la sublevación,Berja quedó prácticamente despoblada, salvo algunos destacamentos militares, siendo repoblada por el comisario Gaspar de Avila con unos 200 vecinos de en los cinco lugares o pagos que comprendía entonces la ciudad: Capileria, Pago, Julbina, Benejí y Alcaudique.
Durante los años siguientes, Berja perteneció en el terreno administrativo a la Alcaldía Mayor de Ujigar, hasta que por Real Orden de 29 e Octubre de 1753 fue ascendida a Alcaldía Mayor, formando parte del Partido de Las alpujarras, dentro del antiguo Reino de Granada. El ida 25de agosto de 1804 un terremoto destruyó gran parte de la ciudad virgitana (ayuntamiento, iglesias, ermitas, casas particulares, etc.), originando más de 60 víctimas.
En el año 1833, el motrileño afrancesado Francisco Javier de Burgos dividió España en provincias y a la comarca de La Alpujarra en dos zonas: una que quedó en la provincia de Granada, y otra que pasó a formar parte de la moderna provincia de Almería, disputándose la ciudad de Berja el privilegio de ser capital de la provincia recién creada, junto con Baza y la propia ciudad e Almería.
Finalmente, en la segunda mitad del siglo XIX cambió la fisionomía de la ciudad, y al amparo de la revolución industrial comenzó de manera intensiva la explotación de las minas de plomo de la Sierra de Gádor, iniciándose una etapa de gran esplendor para Berja, que llegó a reunir en el año 1839 la cantidad de 20.000 mineros y 10.000 jornaleros.
Los manantiales y el anárquico hábitat poblacional llamaron la atención del insigne Manuel Gómez-Moreno, quien destacó la proverbial coincidencia de una fuente y un barrio, explicando de esta forma tan sencilla la excepcional dispersión de Berja: allí donde había agua, y la tierra era propicia, el hombre tomaba asiento. El agua es, pues, la verdadera e inequívoca seña de identidad de esta localidad, expresión genuina de su cultura y embajadora excepcional de sus encantos. Desde los poetas árabes (Ben Charaf, Ibn Aljatib...), hasta los viajeros románticos del siglo XIX (Richard Ford, Pedro Antonio de Alarcón...) no hay escrito sobre la población de Berja, que no haga referencia obligada a contar de sus aguas. Será, pues, el discurrir de las aguas, el guión que seguiremos para conocer este municipio.
Berja, en su origen lo constituyeron tres alquerías musulmanas: Pago (actuales barrios de Pago, Cerrillo de Pago y Pozo de Pago); El Zoco (antiguo mercado musulmán con la mezquita de Alcadim. Hoy plaza de la Constitución); Julbina, la antigua Sulbius romana (actual Carrera de Granada, calle Umbría y barrio de los Gutiérrez). Estos tres núcleos se repoblaron en el siglo XVI u constituyeron la base de lo que hoy conocemos como Berja. Casi de inmediato se trazó el eje primordial urbano a través de la emblemática calle Agua, bajo la cual se alzaron nuevas casas que abrieron el resto de las calles. Destaca por su calidad Barroca la casa solariega de los Zapata-Pimentel, muy cerca de la Fuente de Toro, obra del siglo XVIII.
Tras el terremoto de 1804, Berja se remodeló arquitectónica y urbanísticamente hablando, en especial con la apertura de la Avenida Manuel Salieron y la plaza porticada del mercado, sin duda alguna una de las mejores plazas de la provincia. De esta época son los magníficos edificios: la casa del molino del perrillo; el edificio del Ayuntamiento; La Parroquia de la Anunciación, así como la magnifica fuente ornamental de la plaza.
Un barrio singular de Berja es Los Cerrillos (la antigua Capileyra morisca), populoso barrio donde se sitúan las tres fuentes más copiosas del termino: Oro, Almez y La Higuera. Está constituido por diversos barrios y tres áreas de cortijos muy interesantes: Sotoman (antigua Sotramano musulmana), con la fuente de su nombre; Ylar, amplio valle que se adentra en la Sierra de Gádor y Pisnela, antiguo despoblado morisco de montaña con su propia fuente, en el que se erige el santuario de Nuestra Santisima Virgen de Gádor, patrona de Berja (imagen con culto desde 1589), la traza de la ermita es decimonónica, aunque conserva un magnifico camarín-torre del siglo XVIII.
Otros barrios singulares de Berja son el Cerro de San Roque, con su pequeño barrio de la Calerilla y Buenos Aires, este último junto a una antigua fábrica de fundición de plomo.
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Q bonito es Berja y q bien q huele, a jazmines galan de noche...
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